El médico no tiene formación ni incentivos para investigar.

  Sociedades científicas y responsables de centros de investigación sanitaria piden fortalecer la formación del grado y del MIR en I+D+i para poder integrarla en la rutina del clínico, y aumentar el peso de los méritos científicos en las OPE y contratos de gestión.

Laura G. Ibañes | 02/04/2018 00:00 | Publicado en Diario Médico (www.diariomedico.com)

El ranking de producción académica española está encabezado por las publicaciones sobre Medicina, que copan casi el 30 por ciento del total, muy por encima de las de otros sectores como la ingeniería o la computación.

Las publicaciones médicas copan el 30 por ciento de la producción científica española

Sin embargo, el sentir de sociedades científicas y responsables de los centros de investigación biomédica es común: falta integrar la formación sobre investigación tanto en el grado como en el MIR y es urgente modificar los criterios de las ofertas públicas de empleo (OPE) y de los contratos de gestión para incentivar y reconocer los méritos científicos. Sólo así podrá democratizarse la investigación entre los facultativos y asumir que su realización es parte imprescindible de su trabajo diario, tal y como lo es la asistencia, y que, por tanto, hay que dotar a los médicos de tiempo en su día a día para investigar. Entre tanto, la investigación biomédica española continuará polarizada entre unas pequeñas élites de grandes investigadores traslacionales y la ausencia de una base de médicos investigadores que vayan más allá de los ensayos clínicos y se adentren en otro tipo de investigaciones de resultados de salud, por ejemplo. Así al menos lo cree Fernando Carballo, presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas (Facme), para quien «es cierto que hay predominio de la labor asistencial, pero la investigación es consustancial al ejercicio de la Medicina, sea a través de grandes proyectos multicéntricos de institutos y redes de investigación o de pequeños proyectos clínicos, pero es responsabilidad de todos los médicos investigar: no podemos prescindir de la investigación si queremos mantener la calidad asistencial de nuestros médicos».

La investigación española está polarizada, con élites de grandes investigadores y una gran masa de médicos que no investiga

¿Cómo conseguir, entonces, que el clínico integre la investigación en su rutina? En opinión de Carballo, «en primer lugar, es necesario introducir en el grado, en el MIR y en el ejercicio profesional elementos de formación en investigación. En segundo lugar, hay que valorar a nivel curricular la investigación en las OPE y valorarla correctamente. Además, hay que acabar con el grave problema del divorcio actual entre la universidad, el profesional médico y el docente: no hay un modelo que facilite la trayectoria académica de los clínicos. También habría que tener mayores estímulos para que la realización de las tesis sea compatible con el MIR», dice Carballo.

Las sociedades científicas piden reconocer los méritos investigadores en las OPE

Cómo ‘democratizar’ la I+D.

El presidente de Facme explica que «en general, el problema es que tenemos unos mínimos y unos máximos: contrasta la altísima calidad y élite de la investigación médica española, entre quienes no hay problema para acceder a ayudas, con la falta de estímulos y oportunidades de investigación para el resto del colectivo médico; hay una enorme asimetría». «Deberían incluirse objetivos de investigación tanto para los MIR como para los servicios médicos porque es evidente que algunos tipos de investigación deben hacerse en los institutos, pero el problema no reside en estas investigaciones que sí disponen de ayudas públicas, ni en los ensayos clínicos con la industria, que sí son accesibles para todos, sino en la falta de investigaciones más modestas pero muy necesarias como las de resultados de salud que deberían hacerse por el grueso de clínicos. El sistema debería incentivar este tipo de investigaciones. Sería necesario que los servicios de salud dedicasen una parte de su presupuesto a promover este tipo de proyectos», concluye Carballo.

Sociedades e investigadores reclaman tiempo de formación en investigación y rotaciones por laboratorios para el MIR

Y promocionarlos, «no requiere, -en su opinión- grandes inversiones en reactivos o tecnología, sino dotar de tiempo a los clínicos».

Sobrecarga asistencial

Con esta misma idea en la cabeza, Leocadio Rodríguez Mañas, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (Ciberfes), explica que «hay muchos clínicos que desearían hacer investigación, pero las condiciones en las que en la actualidad se desarrolla su trabajo son, en general, muy desincentivadoras. La sobrecarga asistencial, la no liberación de tareas asistenciales para dedicarlas a la investigación, la poca valoración de los méritos de investigación a la hora de promocionar, la ausencia de una carrera profesional no ligada al desempeño de puestos administrativos o de gestión son algunas de las razones. A estas razones más evidentes, se suma el poco peso que se da a la investigación en los periodos formativos».

La crisis ha elevado la presión asitencial y con ello agravado la dificultad de que el médico investigue

«En la facultad -detalla Rodríguez Mañas- no se enseña ni se fomenta y durante el MIR la investigación tiene un papel casi irrelevante, testimonial». Como solución, opina que «más que hacer un MIR de investigación (que no resolvería el problema al generar en esos residentes otro problema, la falta de formación clínica), lo que sería más útil es dar espacio a la formación en investigación durante la residencia, aumentar las ayudas una vez terminado el MIR y, sobre todo, dar mucho mayor peso a la cualificación en investigación (doctorado, publicaciones, proyectos competitivos) en las OPE y los concursos de méritos». «Sería también importante que el acceso a determinados puestos, como las jefaturas de servicio, tuvieran como requisito ( y no sólo como mérito) cierto nivel investigador», concluye.

Tener cierto nivel investigador aún no es un requisito para acceder a jefaturas

A las carencias de formación durante la residencia alude también José Luis López Campos, jefe de grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (Ciberes) en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Según detalla, el problema radica en que «el clínico no tiene formación investigadora (no ya de laboratorio, que tampoco, sino ni siquiera de investigación clínica elemental) como parte del programa de formación de las especialidades. El MIR es un excelente sistema de formación de buenos clínicos, pero no está centrado en formar investigadores».

Méritos en las OPE

«Además, el reconocimiento curricular de publicaciones y participación en proyectos o congresos en una OPE o en la carrera profesional es proporcionalmente reducido en comparación con otros aspectos curriculares. Esto está íntimamente relacionado con que los puestos de trabajo que se ofrecen tienen un claro perfil asistencial, no se ofertan puestos de trabajo para un perfil investigador. Finalmente, la presión asistencial hace que los responsables de unidades clínicas prioricen la labor clínica a la investigadora. Se trata de un sistema basado en la atención clínica donde la labor investigadora puede tener un papel, pero siempre secundario», afirma.

En España no existe la figura del investigador clínico como en otros países; los contratos son siempre asistenciales

Resolver esta cuestión implica «que el sistema valore la labor investigadora del clínico, la reconozca y la dote presupuestariamente». Con algo de optimismo celebra Paloma Gómez Campelo, subdirectora técnica de IdiPaz, el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital La Paz de Madrid, que, «por suerte, cada vez con mayor frecuencia nos encontramos con profesionales altamente motivados que compaginan la clínica, la docencia y la investigación». Con todo, se suma también a la constancia de falta de formación en investigación: «Se incluyen algunas materias como bioestadística o epidemiología preventiva, que suponen una ligera iniciación a la investigación, pero resultan claramente escasas». Por ello, en su opinión, «sería fundamental que durante el MIR los médicos contaran con formación específica en investigación, incluyendo rotaciones por centros o laboratorios de investigación».

El Instituto de Salud Carlos III da ayudas para liberar en parte al clínico de taeras asistenciales y que pueda invesigar

«Con esta idea -explica-, desde hace unos años el Instituto de Salud Carlos III dispone de ayudas (ver información inferior) para ofrecer contratos de investigación tras el MIR, como los Río Hortega y el programa Juan Rodés, que permiten compaginar la actividad asistencial e investigadora en los centros hospitalarios de los Institutos de Investigación Sanitaria. «Si bien esto es un primer paso -opina Gómez Campelo-, aún queda mucho por caminar. Sería necesaria una apuesta real para impulsar este tipo de contratos, con la idea de que en unos años tuviéramos promociones de médicos especialistas con una fuerte experiencia en investigación». Con ese objetivo, precisamente, se puso en marcha hace ya dos décadas el sistema que aún impera en el Hospital Clínico de Barcelona, un modelo que ha servido de precursor de los programas nacionales de intensificación de la actividad investigadora que tiene actualmente el Instituto de Salud Carlos III.

Un 1% del sueldo, a I+D

Así lo explica Elías Campo, director del Idibaps, el Instituto de Investigación Sanitaria del Clínico de Barcelona: «Desgraciadamente, el sistema universitario no permite la formación médica simultánea a la de investigación y la presión asistencial de los MIR es enorme y les impide dedicar a investigación el tiempo que sería necesario. Sin embargo, el planteamiento de nuestro hospital desde hace 25 años ha sido siempre considerar la investigación parte de nuestra labor. Es verdad que con los años de la crisis económica la presión asistencial se ha incrementado y eso ha tenido un efecto importante sobre las posibilidades de dedicar tiempo a investigar- dice-, pero siempre se ha incluido la investigación como un parámetro muy importante en la valoración de nuestra carrera profesional, en los comités de contratación de personal…». «De hecho -explica el director del Idibaps- desde hace muchos años todos los médicos del centro cedemos un 1 por ciento de nuestro salario para facilitar la investigación, financiando con ello entre 20 y 25 contratos de un año para que residentes que acaban de terminar el MIR puedan dedicarse a investigar y otros 3-4 contratos de investigación de hasta 5 años. Con esos fondos también damos, de forma competitiva, entre 48 y 60 meses sabáticos para que los profesionales del centro puedan intensificar su labor de investigación con estancias o rotaciones».

En el Hospital Clínico de Barcelona los médicos dan un 1% de su sueldo para financiar contratos de investigación a los MIR

El caso del Idibaps no es tan frecuente. De hecho, el grueso de las ayudas para promover nuevo talento investigador clínico y para ayudar a compatibilizar la clínica con la investigación proceden de las convocadas con carácter nacional por el Instituto de Salud Carlos III. Su director, Jesús Fernández Crespo, tuvo que recordar en la presentación de la última Acción Estratégica en Salud (AES), ante las críticas por la escasez de fondos que expresaron algunos asistentes, que los hospitales y los servicios de salud autonómicos no sólo son libres de completar estas ayudas nacionales sino que deberían hacerlo con su propio plan de investigación sanitaria en tanto «no se trata tanto de liberar al clínico de tiempo para investigar como de asumir que la investigación forma parte de la rutina y obligaciones del médico».

Qué ayuda pedir para formarse o trabajar como investigador

El Instituto de Salud Carlos III concede ayudas de personal:

  • Contratos PFIS: son contratos de formación predoctoral y dotados con 20.600 euros.
  • Contratos i-PFIS: contratos predoctorales y exclusivos para trabajar en Institutos de Investigación Sanitaria.
  • Contratos Río Hortega: contratos de investigación para optar tras el MIR, compatibles con 96 horas de guardias al mes y dotados con 26.866 euros.
  • Contratos Miguel Servet I y II: destinados a doctores, por 5+3 años. Los pueden solicitar entidades sanitarias o centros de investigación y están dotados con 40.000 y 45.000 euros brutos anuales, respectivamente.
  • Contratos Sara Borrell: para nuevos doctores del SNS, dotados con 26.866 euro.
  • Contratos Juan Rodés: ayuda para contratación de doctores con experiencia en centros asistenciales del SNS. Están dotados con 45.000 euros brutos por cuatro años. Permiten compatibilidad con guardias y docencia.
  • Segovia de Arana: ayudas para liberar a los facultativos del 50 por ciento de sus tareas asistenciales y poder dedicar todo ese tiempo laboral a la labor de investigar.